La segunda presidencia de Donald Trump continuó este miércoles produciendo material televisivo indeleble ―por carecer de precedentes en la historia de Estados Unidos― con la celebración de la primera reunión del nuevo Gabinete. La estrella de la retransmisión no fue Trump, precisamente, sino Elon Musk, su más reciente y privilegiado aliado. Nunca antes se había plasmado en imágenes una simbiosis tan perfecta entre los poderes económico y político en este país, como cuando, poco antes del mediodía, hora de Washington, el hombre más rico del mundo, vestido de punta en negro y tocado con una gorra con el mensaje trumpista Make America Great Again, se sentó a la mesa con el líder de la primera potencia mundial y el resto de los miembros de su Gobierno listo para participar en su junta inaugural, celebrada 36 días después de la toma de poder del republicano.
