Poco después de ser destinados a la Tierra Caliente de Michoacán, los agentes de la Fiscalía General de la República (FGR) Sergio Esquivel Zavala y Omar Maldonado Susunaga fueron secuestrados, torturados y asesinados. Sus cadáveres, abandonados en un predio cerca de Apatzingán. Ocurrió este febrero. La región es el campo de tiro al blanco de multitud de organizaciones criminales de distinto calibre, una maraña de siglas e intereses difíciles de seguir, alianzas fugaces y lealtades maleables. En esta ocasión, los investigadores interceptaron comunicaciones de radio de Los Blancos de Troya, uno de los grupos que se mueven por ese territorio confuso, que les inculpaban por el doble homicidio. Un nombre apareció en aquella conversación como uno de sus cabecillas: Gerardo Valencia Barajas, alias La Silla. Ha sido detenido este miércoles en Cenobio Moreno, el mismo poblado al que se dirigían, antes de ser raptados, los dos agentes de la FGR que mandó matar.
